viernes, 16 de agosto de 2013

Creadores del cine mexicano: Joaquín Pardavé

Posiblemente no llegaré a ser gran cosa,
pero estudio siempre para no perder la oportunidad de mi vida
Pardavé, citado porCeballos, Edgar. “El hombre de las mil caras” en Somos

INTRODUCCIÓN
Este breve escrito quiere contribuir con un granito de arena, creo firmemente que es una historia que debe seguir construyéndose, la del cine mexicano, la de sus realizadores, principalmente el de la época de oro. Al hacer la investigación para estas pequeñas líneas me di cuenta que son pocos los trabajos que se han hecho, aún faltan aspectos que deben ser indagados, no sólo para realizar estudios monográficos, sino investigaciones sobre historia cultural, vida cotidiana, imaginarios, educación, estética, etc.
JOAQUÍN PARDAVÉ ARCE
30 de Septiembre de 1900 (Pénjamo, Gto.) -20 de Julio de 1955, (ciudad de México)
Fue un hombre ingenioso, versátil en el ambiente artístico, tenía variados intereses y trató de concretarlos. El hombre que se aprecia en las pantallas era simpático, amable, carismático; sin embargo en la vida real fue diferente, era serio, estricto con el trabajo, se exigía mucho a sí mismo y a quienes trabajaban con él, de ahí que llegará a ser descrito como “hosco”; quienes lo conocieron afirmaban que sacrificaba lo profesional en aras del protagonismo. El hombre del mostacho que vemos en la pantalla, distaba del hombre real que mantenía un rostro bien rasurado y que perteneció a la Gran Logia del Valle de México.  No obstante estas son las facetas del ser humano; el realizador de películas, el compositor, el actor que trascendió a través de las películas, es lo que realmente debe hacernos reflexionar sobre quiénes y cómo se formó la época de oro del cine mexicano y cómo éste influyó en el imaginario de la sociedad mexicana de aquella época, la delineó e incluso le dio sentido.
Pardavé tuvo un enorme legado, provenía de una familia de artistas, su padre y madre eran actores y cantantes, pero además sus tíos y abuelos también lo fueron. Sus tíos paternos (Carlos y Ricardo) se iniciaron en la actuación desde niños en la compañía Infantil Austri-Palacios. La hermana de su padre Dolores Pardavé Bernal, también de ascendencia española, fue tiple de zarzuela y opereta, casó con Felipe Montoya y Alarcón, de cuya relación nació la actriz María Tereza Montoya, hermana de Felipe Montoya Pardavé también actor. Además Joaquín fue primo del director de cine Miguel M. Delgado Pardavé. Como se ve, provenía de una familia que conocía muy bien el negocio del entretenimiento; destacaron en teatro y llegaron a pertenecer a una pléyade que dio forma a la época de oro del cine mexicano.
PRIMEROS AÑOS
Según cita Camarena el actor se atribuía haber nacido en Pénjamo, no obstante que sus padres sólo estaban de paso por esa ciudad: “Para que sepan, nací en Pénjamo, Guanajuato —el 30 de septiembre de 1900—, donde mis padres —el actor Joaquín Pardavé Bernal y la bailarina Delfina Arce Contreras, dos españoles que llegaron a México con la compañía teatral Betril— trabajaban en un teatro de ese lugar”[1].
Fue el mayor de tres hermanos, José, ya fallecido, que fuera también actor, y Julia, que radica en Madrid, España. Sus padres fueron Joaquín Pardavé, actor de gran renombre y Delfina Arce, notable cantante de zarzuela.
Estudió primaria en la Escuela San Luis Gonzaga; secundaria y preparatoria en el Vasco de Quiroga de la ciudad de México. A los quince años de edad tomó un curso de pintura en la Escuela de San Carlos.
Su carrera de actor la inició muy pequeño, ya que sus padres lo sacaban en brazos al escenario. Su primer papel lo obtuvo a los cuatro años en la obra "La Cara de Dios". Como compositor comenzó a escribir cuando contaba con dieciséis años de edad, fue el mismo año en que falleció su madre. Joaquín dejó los estudios para trabajar y sostener a sus hermanos. En esos días compuso "Mi Carmen", para su novia Carmen Delgado. Por necesidades económicas se trasladó a Monterrey, en donde ingresó a Ferrocarriles Nacionales como ayudante de telegrafista, era 1917. Progresó en su empleo, pero su destino era otro. En 1919, su tío Carlos Pardavé, lo llamó. Joaquín abandonó un empleo seguro para dedicarse al teatro. En Abril de ese año debutó en el teatro Ideal, formando parte del elenco de la obra "Los Hijos del Capitán Grant", inició así de manera oficial su carrera artística; una carrera que sería muy brillante y prolífica, trabajó en diversas carpas y zarzuelas. En 1922, realizó por primera vez papeles cómicos en el Teatro Lírico de la Ciudad de México, como parte de la compañía de Celia Montalván. Allí conoció a Roberto Panzón Soto, con quien haría pareja teatral durante 12 años, primero en la Cía. de José Campillo; posteriormente trabajaría en la empresa del propio Panzón Soto[2]. Su primer papel en la compañía Campillo fue en la zarzuela “La banda de las trompetas” (1920), para más tarde triunfar con la famosa Revista “Mexican Rataplán” (1925). Precisamente en la empresa de Soto estrenó a Don Susanito Peñafiel y Somellera, en la revista musical “Tradiciones que perduran”, personaje que posteriormente caracterizó en el cine con mucho éxito.
Sus mayores éxitos consistieron en caracterizar papeles cómicos en donde ridiculizaba a los estadounidenses y orientales. Pardavé comentó en una entrevista acerca de sus caracterizaciones como oriental y como loco, los siguiente: "Tengo un amigo que me enseñó a hablar como los chinos" y acerca del loco confesó: "Hace mucho tiempo,  mi familia fue a Toluca donde conocí a unas muchachas que tenían un hermano loco, un pobre hombre que sentía delirio de grandeza y que, de improviso inflaba el pecho, ahuecaba la voz y se sentía Caruso. Otras, se soñaba Gengis-Kan y echando mano de una escoba sostenía duelos terribles con la pared. Recordé entonces al loco de Toluca, busqué un traje adecuado y lo demás fue sencillo"[3].
En 1925 conoció a la Srita. Soledad Rebollo, tiple del teatro donde trabajaba. Contrajeron matrimonio el 26 de Octubre de ese mismo año. Soledad se convirtió en el amor de su vida, su inspiración floreció y escribió para ella canciones como: "Plegaria", "Bésame en la Boca", "Negra Consentida", "Varita de Nardo", etc.
Intervino en ciento cinco cintas, de las cuales dirigió veinticuatro. Fue actor, compositor, pintor, escritor de obras de teatro serio y de revista, así como de argumentos cinematográficos. En su juventud jugó fútbol, formando equipo con Roberto Soto hijo y Fernando Soto "Mantequilla". Era extraordinariamente responsable.
Sus principales pasatiempos eran jugar boliche, escribir, leer y escuchar música, de preferencia la popular nacional, las piezas y canciones de sus contemporáneos y las que él escribió.
ACTOR DE TEATRO
Fue un enamorado del teatro, tanto que nunca dejó de trabajar en él, ahí desplegó su genio al actuar, escribir y musicalizar las obras; el trabajo diario que se realizaba en las carpas lo indujeron a realizar múltiples actividades, no podía ser de otra forma, pues las revistas se estrenaban cada semana y el talento no sobraba; además el público estaba acostumbrado a ver distintos temas, rechazaban lo vulgar, rutinario e insípido. A diferencia de lo que se cree, el público asiduo a las carpas, tenía gustos definidos; indudablemente el teatro era el gran educador de la época y las carpas constituían espectáculos accesibles para el grueso de la población.
Durante sus primeros años como actor, Pardavé tuvo a los mejores maestros y compañeros de actuación, que acabaron de pulir al actor. De entre las piezas que escribió y musicalizó se encuentran “Cinelandia” (1926), “Bésame en la boca” (1933), “El país de mañana” (1935), “Melodías de cristal” entre otras; en sus inicios como músico y escritor también contó con los mejores maestros entre los periodistas, escritores y compositores que laboraban en las carpas y teatros en los que trabajó. Evidentemente el genio de Pardavé era grande de otro modo no hubiera podido desplegar esa actividad, que lo caracterizaría toda su vida.
Realizó una gran trayectoria en carpas, dónde trabajó en zarzuelas; conforme pasó el tiempo y empezó a tener éxito, trabajó en obras que pertenecían a un género menor en el teatro, pero de gran trayectoria en nuestro país, esto es, el teatro de revista, que debe su nombre, precisamente, al hecho de pasar revista a acontecimientos de actualidad, en forma de cuadros escénicos, música, bailables y escenas cómicas, chuscas o picarescas. No obstante, Pardavé, de igual modo participó en proyectos de expresiones artísticas particulares, que no correspondían a la tradición de las carpas; pero que en el teatro de revista encontraron un espacio de propagación; esos espacios brindaban muchas posibilidades para los escritores vanguardistas[4] de los veintes y treintas del siglo XX. La sátira política y la perspectiva escénica que se empezó a desarrollar en las revistas, fueron medios para mostrar la actualidad política del país y hacerla llegar a un gran número de personas, de esta manera “Incluso, los mismos acontecimientos de las vanguardias artísticas en México tenían resonancia, a veces en el plano de la sátira política, a veces como sabrosa parodia en la revista”[5]. Muchos realizadores del cine de la época de oro, tendrían sus primeras experiencias en el teatro, como los creadores del Teatro de Ahora[6], quienes al hacer la denuncia del abandono en que se encontraba el campo, apostaron “también por el teatro de revista en la compañía que dirigió Roberto Soto, con quien buscaron colaborar para reivindicar el lenguaje escénico del género frívolo con una nueva visión artística”[7], pero sobre todo, cómo muchos autores apuntan, buscaban un público.
Para Joaquín Pardavé y Roberto Soto, con quien trabajó durante doce años; la revista política fue el filón escénico, tuvieron gran éxito porque muchos de los espectadores reprobaban la actitud y proceder de las autoridades de aquella época. Sin embargo su trabajo que siempre estuvo marcado por reticencias y diferencias entre los actores, también se vio afectada por la censura que fue haciéndose más cruenta conforme se establecían y fortalecían los gobiernos posrevolucionarios.
Después de su separación, Pardavé continuo con una gran labor, agrupando a un gran número de actores serios y cómicos; se unió a escritores y compositores, aunque algunas obras fueron de su autoría. En 1935 estableció su propia compañía con la que estrenó, entre otras, “Foul” (1935) y “El pueblo es feliz” (1935). No obstante continuó colaborando con Soto en las revistas “Rayando el sol” (1937) y “En tiempos de Don Porfirio” (1938), entre otras. También incursionó como director en las obras “El proceso de la canción”, “Estudiantina” (1935) y “El baisano Jalil” (1950). Incluso trabajando para el cine su tradición teatral quedó múltiples veces de manifiesto en las adaptaciones que realizó, incluida “El burgués gentilhombre” de Molière, que filmó con el título de El gran Makakikus[8]. También llegó a asociarse con Fernando Soler al lado del cual creó una compañía de teatro.
Otras obras en las que participó como actor fueron: “La bayadera” , “Madame Pompadour” (1925); “Alma Suriana”, “El maestro Sotokowsky”, “Aquí fue México”, “Los monigotes”, “El ídolo roto”, “La raza de bronce”, “Don Juan Tenorio” (1931); “Margarita Gautier” ("Frivolería escénica"), “La paloma”, “Bluff Mata-Hari”, “El periquillo sarniento”, “Me voy a España”, “Mi cuarto de hora” (1932); “Sabrosura”, “Amores de mi tierra”, “La venganza del tejón”, “Mano a mano”, “Águilas españolas”, “Batuta nacional”, “El Rasputín mexicano”, “Las Leandras”, “La pipa de oro”, “Las marimandonas”, “¡Hasta aquí llega el agua!”, “La revista tricolor” (1933); “Alma torera”, “F.I.V.S.A.”, “El último fresco” (1934); “El ídolo maya”, “El peso murió”, “Mi rival”, “El proceso de la canción”, “La vedette esperada”, “Rival”, “Arriba Pombo”, “El robador de estrellas”, “Estudiantina”, “El país del mañana”, “San Joaquín vencedor”, “Ventanita morada”, “¡México ríe!”, “Los granujas”, “El país de los cartones”, “Robador de estrellas”, “La virgen morena” (1935); “Adiós”, “El remington”, “El rey que abdicó” (1937); “La flor de la lagunilla”, “La norteña”, “El nido” (1938); “Recordar es vivir”, “Parece que fue ayer”, “Las fiestas del centenario”, “La convención al desnudo”, “Paso en Alsacia”, “El desfile histórico” (1939); “El último charro”, “Muy caliente para febrero”, “Lo que se nos espera” (1940), “El Baisano Jalil” (1950), “Orfeo en los infiernos” (1954), y “Un minuto de parada” (1955).
Indudablemente en cada obra, creó un personaje, con características propias que le permitieron ir definiendo y madurando su línea actoral.
ACTOR Y DIRECTOR DE CINE
Su primera incursión como actor en el cine fue en Viaje redondo (Dir. José Manuel Ramos, 1919). A partir de ahí, tendrían que pasar otros diez años para regresar a los filmes. Pasarían otros más para que Pardavé se acoplara al estilo cinematográfico de actuación, tan disto al que por años le habría dado triunfos en las carpas. Otros títulos en los que participó como actor fueron: El águila y el nopal (Dir. Miguel Contreras Torres, 1929); Águilas frente al sol (Dir. Antonio Moreno, 1932); La zandunga (Dir. Fernando de Fuentes, 1937); La tía de las muchachas (Dir. Juan Bustillo Oro, 1938); En tiempos de Don Porfirio / Melodías de antaño (Dir. Juan Bustillo Oro, 1939); Ahí está el detalle (Dir. Juan Bustillo Oro, 1940); ¡Ay, qué tiempos señor don Simón! (Dir. Julio Bracho, 1941); Yo bailé con don Porfirio (Dir. Gilberto Martínez Solares, 1942). En 1942 debuta como director con la cinta El baisano Jalil y a partir de entonces se convirtió en el director, actor y guionista de varias películas. Cómo se aprecia de entre sus primeras películas fue llamado por el que fuera escritor de teatro Juan Bustillo Oro, a quien conoció en varias revistas representadas al lado de Soto y de quién más tarde fue amigo. De hecho Bustillo “se convirtió en su profesor emérito en el cine y siempre, como un buen alumno, sabia escuchar, callar y obedecer, lo cual se convirtió en la clave  de su éxito”[9]. Era metódico y hasta perfeccionista, como lo demuestran sus actuaciones cómicas, que evidencian malos diálogos, pero una excelente expresión, que supera incluso las mediocres direcciones.
Su paso por la cinematografía, estuvo marcada en los primeros años, por la percepción de los realizadores, como Bustillo y por los productores Grovas y otros. En los años de consolidación de Pardavé, él tomó las riendas de los papeles que desempeñaría, a veces escribiendo papeles para él o dirigiéndose a sí mismo. En el cine crea personajes inolvidables dotados de vida propia, con nombres que seguramente recordaremos siempre,  porque los asociaremos con frases, personalidades y actitudes.
Como sucedió en el teatro; en el cine, también escribió argumentos, adaptó historias, musicalizó, todo en menoscabo de su salud, pues no dejó de participar, de alguna forma –ya escribiendo, componiendo, actuando, dirigiendo, etc.- en al menos tres películas, eso en el peor de los años para el cine; por supuesto no abandonó el teatro, a su familia y más tarde su programa de televisión.
Entre las películas que dirigió destacan: Adiós juventud (1943); La virgen moderna (1945); Soy charro de rancho grande (1947); Primero soy mexicano (1950); Doña Mariquita de mi corazón (1952); y Secreto profesional (1954). Algunos de sus mejores trabajos como director, adaptador y argumentista, los hizo al lado de Gregorio Walerstein, que dieron como resultado una mancuerna creativa y comercial destacada. De acuerdo con Terán, la labor de Pardavé como director cinematográfico tiene peculiaridades “por encima y por debajo de las truculencias melodramáticas, de los excesos cómicos hasta la chabacanería” el autor comenta que todas ellas remiten a “la pasión desbocada, al amor enfermizo, obsesivo, posesivo, de víctima y verdugo, sin saber quién es quién, sádico y masoquista, aunque a la vez, ofrecen la visión inocente del joven que se avergüenza de lo que ve y mediante el proceso de delectación de la experiencia, se transforma en vouyeurista a llanamente fisgón”[10].
Otras de sus películas, en las cuales destaca su actuación son: El sombrero de tres picos / El amor de las casadas (Dir. Juan Bustillo Oro, 1943); El gran Makakikus (Dir. Humberto Gómez Landero, 1944); México de mis recuerdos (Dir. Juan Bustillo Oro, 1944) en la que interpreta al inolvidable Don Susanito. Azahares para tu boda (Dir. Julián Soler, 1950); Pueblo, canto y esperanza (Dir. Julián Soler / Alfredo B. Crevenna / Rogelio A. González, 1954); El mil amores (Dir. Rogelio A. González, 1954); Medias de seda (Dir, Miguel Morayta, 1955) y dos cintas póstumas que dejó inconclusas Club de señoritas (Dir. Gilberto Martínez Solares, 1955) y La virtud desnuda (Dir. José Díaz Morales, 1955).
Dentro de su obra como escritor de cine podemos mencionar aquellas que también dirigió como: El baisano Jalil (1942); Los hijos de don Venancio (1943) y El casto Susano (1952); además de: Ojos de juventud (Dir. Emilio Gómez Muriel, 1948); Una gallega en México (Dir. Julián Soler, 1949) por mencionar sólo algunas.
El cine enamoró a un público que empezó a dejar de asistir a las carpas, demeritadas por la censura de los gobernantes de la época. El cine mostraba al público a héroes y antihéroes; personajes con los que se podían identificar, porque muchos de ellos habían nacido en las carpas, que a su vez retrataban a personajes cotidianos; estaban todos, pobres y ricos, hombres y mujeres, campesinos y obreros. Indudablemente la participación de Pardavé, junto con la de otros muchos realizadores, fue decisiva en la formación de la visión del México de aquella época, creó en el imaginario[11] de la sociedad mexicana, formas de  comportamiento, identidades, sentimientos, etc. Todos ellos mostraron, crearon, aportaron representaciones[12] sobre distintos aspectos de la vida en el México de entre 1930 y 1950.
Así tenemos que en el caso de las películas actuadas por Pardavé y dirigidas por Bustillo Oro, al igual que “las obras de teatro de Javier Villaurrutia, ofrecen la visión de una clase media privilegiada largo tiempo en México”[13].  Indudablemente lo expuesto en aquellas películas proponía a las clase medias “un pasado ideal, desbordante en detalles memorables: los valses dedicados a Doña Carmelita Romero Rubio de Díaz, los versos de doble o triple sentido, los jarrones, las flores, los medallones, los poetas bohemios… la loza pintada, los pregones y sobre todo el uso prosopopéyico del lenguaje, las palabras circunspectas, el tono ceremonioso, la existencia en función de las formas”[14]. En todas sus películas destaca el tema de la familia, considerado como eje central en la formación de ciudadanos y en donde destaca la madre abnegada. En otras películas mostró una visión muy particular de la migración a nuestro país, de este modo, para Martínez “aunque la presencia de extranjeros inmigrantes en México y de sus descendientes así como las historias en las que se les involucraba eran ya constantes en el México de los años posteriores a la segunda guerra mundial, no se utilizaron sus historias y experiencias como sucedió en otras cinematografías; su mención o aparición en el cine fue estereotipada y algo temerosa por parte de los directores”[15], a esta percepción contribuyó el trabajo realizado por Pardavé como inmigrante en diversas películas, sus primeras interpretaciones mostraban a un inmigrante trabajador, agradecido con el país que lo cobijó, sucedió todo lo contrario en sus últimos trabajos.
COMPOSITOR
No fue difícil para Pardavé componer canciones pues estaba rodeado de grandes compositores que semana con semana tenían que escribir de 10 a 15 melodías bien realizadas, porque tenían que ser del agrado del público de la época. Sin embargo tenía conocimientos limitados, sabía tocar la guitarra y le gustaba la música, pero siempre necesitó de alguien que le escribiera la música en el papel pautado. Entre su repertorio musical destacan: Varita de nardo (1928); Ventanita morada (1928); Negra consentida (1929); Cholita (1930); Florecita de retama (1930); Falsa (1931); No hagas llorar a esa mujer (1931); Qué bonito par de ojitos (1932); Bésame en la boca (1933); Tus cabellos (1934); Aburrido me voy (1937); Por fin cuándo (1937); La Panchita (1937) canción popularizada por la intérprete Lucha Reyes; Pénjamo, Carmen, Caminito de la sierra y Soy virgencita. Los intérpretes que popularizaron las canciones de Pardavé fueron: Juan Arvizu, Guty Cárdenas, Emilio Tuero, Luis G. Roldán y Lola Beltrán.
Cabe destacar que la mayor parte de las composiciones que realizó fueron para obras de teatro de revista, por lo tanto no llegaron a registrarse como de su autoría y se perdieron con el tiempo, sin embargo sus canciones  más conocidas no fueron concebidas para incluirse en aquellas, sino que se difundieron a través de discos, gracias a la amistad que tenía con cantantes como Juan Arvizu y al apoyo de personas como Guty Cárdenas que difundió la música mexicana a nivel continental. Pardavé tuvo diversas influencias musicales. Escribía con diminutivos pretendiendo dar excesiva ternura a cada una de sus frases. Sus canciones tienen un exquisito sabor provinciano.
De la enorme lista de canciones que compuso también se encuentran algunas como: “El Aburrido", "En un Burro Tres Baturros", "La Mujer Ladina", "Pénjamo" (dedicada a su tierra natal); y su última canción, "Ando Picado", dedicada a Miguel Aceves Mejía.
La canción que le dio mayores satisfacciones fue "Negra Consentida", que escribió a su esposa Cholita. Su labor en el cine impidió que se dedicara con mayor constancia a la música, no obstante llegó a escribir algunas canciones y temas de películas; por ejemplo creo la marcha Adiós juventud que los estudiantes de la Facultad de Medicina “cantaban siempre en las fiestas de fin de cursos”. En algunas películas el crédito por canciones que él escribió es casi inexistente.

Joaquín Pardavé participó además en la radio y televisión. Algunas actuaciones memorables fueron, en 1937 en la XEW al lado de Pedro de Lille en el programa La hora azul y a mediados de los años 40, en El programa de Don Susanito al lado de Fernando Soler. También participó en el programa México ríe de la XEB del Buen Tono. Antes de su muerte, otra de sus actuaciones memorables fue como payaso en el programa televisivo Noches de circo (1955).
Fueron muchos los reconocimientos con los que fue homenajeado en vida Joaquín Pardavé, y muchos también los que siguen otorgándosele de manera póstuma por sus muy exitosas trayectorias, como artista muy completo, poseedor de grandes dones y cualidades, que le permitieron expresar sentimientos auténticos a través de su obra musical, y de un inigualable arte histriónico con el que ganó admiradores no sólo en su momento, sino entre las nuevas generaciones que lo han conocido por sus películas.
Una ocasión inolvidable y emotiva fue cuando recibió una medalla y diploma por sus cincuenta años de actor. El 20 de Julio de 1955, a las tres y media de la mañana, murió Joaquín Pardavé, víctima de una embolia cerebral por exceso de trabajo, participaba en dos películas de manera simultánea, y en la obra de teatro "Un Minuto de Parada".
BIBLIOGRAFÍA

Argente, Héctor. “El abecedario de la sonrisa y la ternura” en Somos No. 192; 1º de febrero de 2000

Camarena, Amelia. “Un actor de dinastía” en Somos, No. 192; 1º de febrero de 2000

Ceballos, Edgar.El hombre de las mil caras” en Somos, No. 192; 1º de febrero de 2000

Martínez Assad, Carlos. Joaquín Pardavé. “Sus rostros de inmigrante” en Revista de la Universidad de México; Universidad Nacional Autónoma de México; Núm. 91; Septiembre 2011

Ortiz Bullé Goyri, Alejandro. “El teatro de Revista mexicano, una forma de periodismo escénico” en Espartaco; recuperado en http://espartaco.azc.uam.mx/UAM/TyV/19/222082.pdf

Ortiz Bullé Goyri, Alejandro. “El teatro de Revista mexicano, una forma de periodismo escénico” en Espartaco; recuperado en http://espartaco.azc.uam.mx/UAM/TyV/19/222082.pdf

Pazarín, Victor Manuel. Pardavé o los delirios nacionales en La gaceta; 15 de marzo de 2010

Terán, Luis. “Las llamas del deseo” en Somos No. 192; 1º de febrero de 2000

PÁGINAS WEB

http://escritores.cinemexicano.unam.mx/biografias/B/BUSTILLO_oro_juan/biografia.html
http://reliquiasideologicas.blogspot.mx/2010/01/p.html








[1] Camarena, Amelia. “Un actor de dinastía” en Somos, No. 192; 1º de febrero de 2000; p. 18
[2] Considerado uno de los padres de la sátira política en México. Impulsor de la revista nacionalista del teatro
[3] Ceballos, Edgar.El hombre de las mil caras” en Somos, Op. Cit.; p. 37
[4] La escenografía del teatro de revista, sobre todo, en la compañía que dirigió Roberto Soto, contó con las propuestas más innovadoras del momento y en ellas colaboraron, también, Roberto Montenegro, Adolfo Best Maugard y Julio Castellanos. Del mismo modo participó Diego Rivera en la decoración y elaboración de telones.
[5] Ortiz Bullé Goyri, Alejandro. “El teatro de Revista mexicano, una forma de periodismo escénico” en Espartaco; recuperado en http://espartaco.azc.uam.mx/UAM/TyV/19/222082.pdf
[6] Formada por Juan Bustillo Oro y Mauricio Magdaleno. “Bustillo Oro compartirá con el escritor Mauricio Magdaleno la iniciación en el quehacer cinematográfico. Ambos coinciden, primero en la capital mexicana en sus años de preparatoria; luego en el movimiento vasconcelista —donde formaron parte activa de éste, como miembros del grupo Los incendiarios—. Después compartirán su pasión por el teatro.” http://escritores.cinemexicano.unam.mx/biografias/B/BUSTILLO_oro_juan/biografia.html
[7] Ortiz Bullé Goyri, Alejandro. “El teatro de Revista mexicano, una forma de periodismo escénico” en Espartaco; recuperado en http://espartaco.azc.uam.mx/UAM/TyV/19/222082.pdf
[8] Recuperado de http://reliquiasideologicas.blogspot.mx/2010/01/p.html
[9] Argente, Héctor. “El abecedario de la sonrisa y la ternura” en Somos; Op.Cit.; p. 50
[10] Terán, Luis. “Las llamas del deseo” en Somos; Op. Cit.; p. 68.
[11] El imaginario supone esquemas cognitivos que funcionan siguiendo el principio de la analogía y se expresan mediante imágenes simbólicas organizadas de manera simbólica organizadas de manera dinámica.
[12] Las representaciones sociales podemos entenderlas como el producto y el proceso de una actividad mental por medio de la cual un individuo o un grupo reconstituye la realidad a la que se enfrenta atribuyéndole una significación específica.
[13] Pazarín, Victor Manuel. Pardavé o los delirios nacionales en La gaceta; 15 de marzo de 2010; p. 5
[14] Ibidem.
[15] Martínez Assad, Carlos. Joaquín Pardavé. “Sus rostros de inmigrante” en Revista de la Universidad de México; Universidad Nacional Autónoma de México; Núm. 91; Septiembre 2011; p. 1